Capítulo II (Parte III)

Haïass III, Reina de las Sombras



Han pasado dos días y las Doce Damas se encuentran cada una en su campamento, formando una gruesa y letal barrera a lo largo del Muro, dispuestas a atacar tras recibir los emisarios que les fueron prometidos. El Sol comienza a ocultarse tras las montañas, escondiéndose tras la espesa capa de niebla que cubre la costa y el valle.

Abro el portal que comunica el castillo con la Torre de Nigromancia, tras recibir un fugaz aviso mental del capitán semijinete allí apostado. Agarro con fuerza mi báculo, y al instante aparezco en la Sala del Trono, donde me espera Eissessh.

Eissessh es el general en el cual más confío. Sus antepasados, así como su madre, fueron elfos, y él también lo es en parte, con esa silueta alta y delgada, y el rostro ovalado y las orejas ligeramente puntiagudas. Pero su padre era Jinete. Siempre viste de negro, y se cubre el rostro con la capucha de su raída capa, tras la cual se distinguen dos ojos encendidos como brasas, de color anaranjado.

-Mi Señora-Eissessh se arrodilla ante mí, inclinando la cabeza.

Le indico con un gesto que se levante y que hable.

-El Muro ha caído.

Cuando minutos más tarde, ya sentada junto al capitán en la mesa en forma de estrella de doce puntas instalada en el centro de la Sala del Trono, aún no he asimilado las malas noticias anunciadas por Eissessh. Los ojos rojizos del semielfo brillan, lanzando chispas anaranjadas de pura furia.

-Mi Señora, hemos de presentarnos en batalla-sugiere él, volviendo su casi inexistente rostro hacia el mío-Habéis de levantar la moral de vuestros ejércitos. Han abierto el Paso de Norse, a pesar de que se mantuvo estrechamente vigilado día y noche, como voz ordenasteis. Los elfos guardianes no tuvieron tiempo de dar la alarma: los aniquilaron a todos sin piedad.

-No nos demoremos, Eissessh-digo suavemente-Enviad emisarios a Norse. Que los ejércitos de las Damas Illia y Ahel ataquen por la retaguardia. Centrad el grueso de todos los ejércitos en el Paso. Nuestra mayor prioridad ahora es reducirlos.

-No debemos dejar el largo del Muro sin vigilancia, Mi Señora. No sabemos si es un simple ataque temerario o si es parte de un plan mayor.

-Que los elfos y los orcos guardianes permanezcan en sus puestos hasta más órdenes. Enviad un grupo de Jinetes a cada uno de los Pasos, junto con siete u ocho Magos Superiores. Que refuercen todas las defensas. Prepara tu montura, Eissessh, partiremos sin demora dentro de una hora, con la salida de la Luna.

Me levanto y me dirijo a la puerta, con la cabeza alta, dejando al semijinete en la Sala, sin dirigirle una última mirada.

2 comentarios:

  1. Adoro cuando hay mujeres guerreras!!!! vine por mi capitulo!!!!

    Oye??? la historia de arriba, es otrea parte de esta misma???

    creo que ya me hice bolas!!!!

    ResponderEliminar
  2. Jeje, ¡gracias por el comentario!
    Sí, la parte siguiente pertenece a la misma historia, tan sólo que es el punto de vista de otro de los personajes, el Rey de la Mitad Sur.
    ¡Espero que os guste de igual manera!
    Saludos.

    ResponderEliminar